REPSI - Revista Ecuatoriana de Psicología

https://repsi.org

Volumen 7, Número 19, septiembre-diciembre 2024

ISSN: 2661-670X

ISSN-L: 2661-670X

pp. 588 - 600

 

 

 

 

 

 

Incidencia de la introversión en el síndrome de la cara vacía; un estudio en población juvenil

 

Incidence of introversion in empty face syndrome; a study in youth population

 

Incidência de introversão na síndrome da face vazia; um estudo na população jovem

 

Juan Enrique Villacis Jacome

juanvillacisj@gmail.com

https://orcid.org/0000-0001-9510-1573

 

Walker Jesús Monar Cajamarca

jelter21@outlook.es

https://orcid.org/0009-0002-8521-2952

 

María Emilia Arias Cano

maearias350@gmail.com

https://orcid.org/0009-0000-8791-0741

 

Leslie Alejandra Salazar Almeida

alejandraalmeida2353@gmail.com

https://orcid.org/0009-0009-5927-4237

 

Universidad Politécnica Salesiana. Ecuador

 

Artículo recibido 14 de julio 2024 | Aceptado 28 de agosto 2024 | Publicado 9 de septiembre 2024

 

Escanea en tu dispositivo móvil o revisa este artículo en:

https://doi.org/10.33996/repsi.v7i19.144

 

 

RESUMEN

El síndrome de la cara vacía se caracteriza por el miedo y ansiedad que se genera al salir a espacios públicos sin el uso de la mascarilla. El objetivo de este artículo es analizar la incidencia de la introversión en el síndrome de la cara vacía en la población juvenil de 18 a 25 años en el sector sur de la ciudad de Quito en el año 2024. El tipo de investigación es analítica-correlacional, el diseño fue no experimental, transaccional. Los instrumentos fue la aplicación de un cuestionario sociodemográfico. La población fue de 50 jóvenes de 18 a 25 años. Los resultados fueron que el 62% de la muestra es de estilo de personalidad introvertido y un 38% con estilo extrovertido. Se concluye que, en sociedades donde se valora la reflexión interna y la modestia, es probable que las personas se sientan más cómodas adoptando un estilo de vida introvertido.

 

Palabras clave: Cara; Incidencia; Introversión; Jóvenes; Vacía

 

ABSTRACT

Empty face syndrome is characterized by the fear and anxiety generated by going out into public spaces without wearing a mask. The objective of this article is to analyze the incidence of introversion in the vacant face syndrome in the young population between 18 and 25 years old in the southern sector of the city of Quito in the year 2024. The type of research is analytical-correlational, the design it was not experimental, transactional. The instruments were the application of a sociodemographic questionnaire. The population was 50 young people between 18 and 25 years old. The results were that 62% of the samples were introverted and 38% had an extroverted personality style. It is concluded that, in societies where internal reflection and modesty are valued, people are likely to feel more comfortable adopting an introverted lifestyle.

 

Key words: Face; Incidence; Introversion; Young people; Vacancy

 

Articulo 19 REPSI N19V7A síndrome do rosto vazio é caracterizada pelo medo e ansiedade gerados ao sair para espaços públicos sem usar máscara. O objetivo deste artigo é analisar a incidência de introversão na síndrome da face vaga na população jovem entre 18 e 25 anos na zona sul da cidade de Quito no ano de 2024. O tipo de pesquisa é analítico-correlacional, o design Não foi experimental, transacional. Os instrumentos foram a aplicação de um questionário sociodemográfico. A população era de 50 jovens entre 18 e 25 anos. Os resultados foram que 62% das amostras eram introvertidas e 38% tinham um estilo de personalidade extrovertido. Conclui-se que, em sociedades onde a reflexão interna e a modéstia são valorizadas, as pessoas provavelmente se sentirão mais confortáveis adotando um estilo de vida introvertido.

 

Palavras-chave: Rosto; Incidência; Introversão; Jovens; Vaga

 

INTRODUCCIÓN

 

La introversión en opinión de Montalvo et al., (2023), es un rasgo de personalidad estudiado en varias disciplinas, incluidas la psicología y la sociología. A menudo mal entendida, la introversión se caracteriza por una preferencia por la meditación y la soledad, a diferencia de la extroversión, que implica sociabilidad y búsqueda de estímulos externos. El artículo aborda el tema del bullying en diferentes ámbitos de la vida, sus consecuencias para el desarrollo personal y social y los mitos sobre el tema.

 

Evidentemente, a menudo se describe como el deseo de buscar estimulación interna en lugar de externo. Entonces, los introvertidos según Spark y O'Connor (2020), pueden sentirse más cómodos en ambientes tranquilos con menos estimulación social. En el caso particular de Hans Eysenck (2008, citado en Schmidt et al., 2010), esta diferencia afecta a la actividad cortical; Los introvertidos se caracterizan por tener altos niveles de activación y relajación, lo que les lleva a buscar momentos a solas para equilibrar sus energías. Esta necesidad de aislamiento no significa que los introvertidos sean antisociales; Mejor aún, elija relaciones profundas y significativas en lugar de relaciones superficiales.

 

Por consiguiente, el fenómeno de la introversión es complejo que afecta a muchos ámbitos de la vida personal y profesional. Comprender las fortalezas y los desafíos de este rasgo es crucial para crear un ambiente donde tanto los introvertidos como los extrovertidos puedan prosperar. Al desafiar los estereotipos y promover una comprensión más profunda de la diversidad humana, podemos construir una mayor comprensión y prosperidad para todos.

 

Lo planteado hasta ahora, nos lleva a interpretar que, la diversidad humana es un aspecto realmente trascendental para el campo de la psicología debido a que hay tantas variables en juego para estudiar en cada individuo, empezando por algo tan básico, pero a la vez tan cautivador como lo es la personalidad, que se ve regida por un sin número de factores cambiantes en cada etapa de la vida y una etapa en particular donde la personalidad es clave es en la adolescencia donde esta se va a moldear constantemente y forjar para la futura adultez con una variable calificadora por excelencia que es la introversión la cual esta incidida por el síndrome de la cara vacía (Triglia, 2016).

 

Para dar énfasis y detalle a las variables en cuestión estudiadas es necesario hacer una conceptualización de ellas y en esencia de la variable protagonista, el síndrome de la cara vacía que es un conjunto de síntomas mentales y emocionales “que nos ocasiona, por un lado, el quitarnos la mascarilla, debido a la sensación de vulnerabilidad a la enfermedad que podemos sentir y, por otro lado; el malestar que nos genera el ver a otras personas sin mascarilla (Galiani, 2020, p. 35).

 

Así mismo, agregar otra idea un tanto más detallado del síndrome de la cara vacía, es prudente citar a otro autor que señala lo siguiente, “él síndrome se refiere al sentimiento de vulnerabilidad y desprotección que provoca el ir sin mascarillas.” (Sanz, 2022). Es decir, que las personas sienten una postura ciertamente indefensa sin este pedazo de tela que se conoce como mascarilla.

 

Consecuente de estas definiciones con lo que respecta al síndrome de la cara vacía es necesario subrayar con tinta indeleble  su otro acompañante que es su causante, que es la  introversión, según la Real Academia Española (2023), es una “condición de la persona que se distingue por su inclinación hacia el mundo interior, por la dificultad para las relaciones sociales y por su carácter reservado” Otra idea que puede resaltar aún más lo que significa la introversión es, “carácter reservado de un sujeto: no suele exteriorizar sus emociones, sus sentimientos ni sus pensamientos. Por este motivo suele registrar problemas a la hora de establecer vínculos sociales” (Tristán, 2020).

 

Dentro de este orden de ideas, el síndrome de la cara vacía para Soler (2022), hace referencia a un tipo de sensación de ansiedad y debilidad que sienten algunas personas cuando tienen que presentarse en lugares públicos sin mascarilla después de llevarla durante mucho tiempo. Esto es especialmente visible entre los jóvenes y las personas que han sido tímidas o socialmente inseguras en el pasado. La máscara, en el momento de su uso, sirvió como escudo para proteger a muchas personas de la manifestación de sus sentimientos y características físicas, creando la base para una mente que ahora siente la necesidad de interactuar nuevamente sin esta protección.

 

En habidas cuentas, los introvertidos según Gerth (2023), tienden a estar más ansiosos en situaciones sociales, lo que puede empeorar con el síndrome de la cara en blanco. Su tendencia a evitar la interacción social puede hacer que se sientan expuestos e impotentes cuando se quita la máscara. Este miedo básico está relacionado con el miedo a contagiarse, pero también con el miedo a ser juzgado o rechazado por su apariencia o por no cumplir con las expectativas sociales.

 

En el caso de los jóvenes introvertidos en opinión de López et al., (2024), pueden ser más sensibles a los detalles y a la comprensión. Durante la pandemia, muchas personas encontraron consuelo en el encubrimiento, lo que les permitió ocultar sus inseguridades y evitar el escrutinio público. Al eliminar esta barrera, los introvertidos pueden revivir sentimientos de ansiedad y timidez, lo que les lleva a evitar situaciones sociales4. Esto puede conducir a un círculo vicioso de aislamiento que aumenta el miedo y la ansiedad y es persistente.

 

En consecuencia, el impacto de la introversión en el síndrome de la cara vacía refleja la complejidad del comportamiento humano frente al cambio social. Después de un largo período de aislamiento, los introvertidos pueden enfrentar desafíos particulares para adaptarse a las nuevas normas sociales. Comprender estos procesos es importante para brindar el apoyo adecuado y promover la recuperación social. Al apoyar las necesidades emocionales y espirituales, podemos ayudar a los introvertidos a navegar nuevos entornos sociales con mayor confianza y seguridad.

 

En términos generales, los jóvenes introvertidos para Montalvo et al., (2023), suelen sufrir de ansiedad social. Quitarse la máscara puede empeorar sus inseguridades porque el grupo se siente expuesto e impotente para la justicia social. Durante la pandemia, muchas personas vieron el uso de mascarillas como una forma de protegerse contra el virus, además de criticar su apariencia física y comportamiento social. Esta situación es crítica en el Ecuador, donde los jóvenes se encuentran en una situación crítica en cuanto al desarrollo de su identidad personal y social.

 

Ahora bien, el impacto de la enfermedad inmediata entre los adolescentes en Ecuador puede tener consecuencias importantes para su salud mental. La ansiedad social puede convertirse en fobias profundamente arraigadas, como el miedo a interactuar con otras personas. Este evento puede derivar en una crisis negativa de aislamiento que aumenta el miedo y la ansiedad, dificultando el desarrollo emocional y social.

 

Este impacto de la introversión en el síndrome de la cara vacía refleja la complejidad del comportamiento humano frente al cambio social. Los jóvenes traídos al Ecuador después de largos períodos de aislamiento enfrentan desafíos únicos para adaptarse a las nuevas normas sociales. Reconocer estas variables es importante para brindar un apoyo adecuado y promover una integración social positiva. Al apoyar las necesidades emocionales y psicológicas, podemos ayudar a los jóvenes a navegar nuevos entornos con mayor confianza y seguridad.

 

Toda esta situación nos ha llevado a pensar que de no atacar esta situación, los jóvenes del Ecuador pueden asumir una ansiedad social, porque la inseguridad al mostrarse sin mascarilla puede derivar en trastornos de ansiedad social o fobia social. Los jóvenes pueden comenzar a evitar situaciones sociales por completo, lo que limita su desarrollo personal y social. También, dificultades en el desarrollo de identidad, la adolescencia es una etapa crucial para la formación de identidad.

 

En este sentido se comprende que, el síndrome de la cara vacía en opinión de Filgueira (2020), es especialmente común entre los adolescentes, quienes han experimentado cambios físicos significativos durante la pandemia, como el acné o el uso de ortodoncia. La mascarilla ha servido como una barrera protectora que oculta estas inseguridades, lo que genera ansiedad al momento de retirarla. Este fenómeno se observa con mayor frecuencia en jóvenes introvertidos, quienes tienden a evitar situaciones sociales y pueden sentirse más vulnerables al mostrarse sin la protección de la mascarilla.

 

En esta perspectiva, los jóvenes introvertidos para Molinero (2023), suelen tener menos predisposición a interactuar con extraños y participar activamente en eventos sociales. Esta tendencia puede estar relacionada con su percepción de autoimagen, donde la mascarilla ha funcionado como un mecanismo de defensa. La retirada de esta protección puede intensificar la sensación de vulnerabilidad y ansiedad social, exacerbando así el síndrome de la cara vacía.

 

Entonces, los adolescentes que se identifican como introvertidos son más propensos a experimentar síntomas de ansiedad al quitarse la mascarilla. Este comportamiento puede llevar a un ciclo vicioso: a medida que aumenta la ansiedad, se reduce la interacción social, lo que a su vez puede agravar las inseguridades y disminuir la autoestima 35. La falta de habilidades sociales desarrolladas durante el periodo de uso obligatorio de mascarillas puede hacer que estos jóvenes se sientan aún más inseguros al enfrentarse a situaciones sociales sin su escudo.

 

Todo esto nos lleva a comprender que, la incapacidad para manejar la ansiedad asociada con el síndrome de la cara vacía puede tener consecuencias significativas en el desarrollo personal y social de los jóvenes introvertidos. La presión social para encajar y ser aceptados por sus pares puede intensificar sus temores, lo que podría llevar a problemas más graves como trastornos de ansiedad social o fobia social. Es crucial abordar estas dinámicas para evitar que se conviertan en patrones persistentes.

 

La influencia del entorno social en la percepción del síndrome de la cara vacía en adolescentes introvertidos es un tema complejo que involucra factores emocionales, psicológicos y sociales. A continuación, se analizan algunos aspectos clave basados en los resultados obtenidos.

 

En resumen, la enfermedad de la cara vacía ocurre en todos los grupos de personas. Según la Universidad TALCA de Chile (2022), el primer grupo tiene como objetivo organizar a las personas que temen ser infectadas por el virus Covid 19 u otra enfermedad infecciosa. En este grupo podemos encontrar personas debilitadas por una enfermedad o patología, personas que han tenido malas experiencias con la enfermedad, personas con ansiedad, ansiedad o hipocondríacos. Para estas personas, ir sin mascarilla significa estar expuestas a la propagación del virus, y esta vulnerabilidad les incomoda hasta el punto de llegar a la somatización.

 

Prosigue diciendo, el segundo grupo incluye personas con rostros inusuales, a menudo asociados de manera especial con los jóvenes. Es importante entender que muchos niños entran en la adolescencia con una máscara que influye en su personalidad y en su modo de desenvolverse en el mundo. Como sabemos, la adolescencia es un período importante en el desarrollo humano y genera muchas incertidumbres que deben ser apoyadas. Una relación sin mascarilla después de dos años de duración y la incertidumbre del año puede generar malestar.

 

Cabe destacar que, la adolescencia es una fase de cambios importantes a nivel físico (cuerpo y rostro) y psicológico (búsqueda de identidad, relaciones y cambios sociales). Los cambios traen consigo falta de seguridad y, durante la epidemia, las máscaras obligatorias cubren estos cambios. Pero ahora los adolescentes tienen que mostrar su rostro desnudo, tanto en la vida real como en las redes sociales. Debido a esto, muchas personas tienen problemas para interactuar sin máscara.

 

Así mismo, expertos como Martínez (2021), creen que, en la mayoría de los casos, afrontar la nueva situación es sólo cuestión de tiempo y no será necesaria ayuda profesional. Sin embargo, en otros casos, estos síntomas de ansiedad advierten de problemas más importantes: autoestima, estatus, relaciones sociales, etc. En estos casos se necesita ayuda profesional, que tiene su propio poder y en ocasiones lleva a la necesidad de tratamiento.

 

Hay que tener en cuenta que la ansiedad es una reacción habitual a los cambios, con diferentes grados y manifestaciones y que la pandemia y sus circunstancias han producido un aumento de los problemas relacionados con la ansiedad. El síndrome de la cara vacía es otra manifestación de ansiedad y es lógico que se presente sobre todo en población vulnerable y en adolescentes.

 

Igualmente, los jóvenes que luchan con su autoimagen pueden encontrar más difícil aceptarse a sí mismos, lo que puede llevar a problemas más profundos en su desarrollo emocional y por último, el aislamiento social, a medida que los adolescentes se sienten más inseguros y ansiosos, es probable que se aíslen aún más.

 

Este ciclo vicioso puede llevar a un deterioro significativo en sus habilidades sociales y relaciones interpersonales.

 

Finalmente, toda esta situación se ha generado desde la pandemia de Covid-19, transformado la vida de las familias de todo el mundo, con consecuencias físicas, emocionales, de salud mental y económica, entre otras. Desde hace más de dos años niños, jóvenes y adultos esconden sus rostros tras una mascarilla como medida de protección para evitar contagios, lo que varió en parte hace un par de meses en Chile, cuando se permitió el desplazamiento de personas al aire libre sin el uso de este accesorio que es vital para detener la pandemia. De aquí que, el objetivo de este artículo es analizar la incidencia de la introversión en el síndrome de la cara vacía en la población juvenil de 18 a 25 años en el sector sur de la ciudad de Quito en el año 2024.

 

MÉTODO

 

El tipo de investigación es analítica-correlacional, el enfoque cuantitativo y el paradigma positivista, en cuanto al diseño fue no experimental, transaccional. Los instrumentos a utilizarse para la sistematización de datos en primera instancia es la aplicación de un cuestionario sociodemográfico, que incluye criterios de inclusión y exclusión, para distinguir a los individuos más idóneos para el estudio y que estén condiciones de participar en la investigación. La población determinada para la investigación de la incidencia de la introversión en población juvenil fue una muestra de 50 participantes, con características dentro de un rango de edad de 18 a 25 años de edad, en un barrio del sector sur de la ciudad de Quito.

 

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Figura 1. Resultados del síndrome de la cara vacía en diagrama de dispersión

 

En cuanto a la variable introversión, podemos destacar los siguientes aspectos de la muestra empleada para este estudio, los participantes muestran índices de introversión moderados, que fluctúa entre 50 – 65, siendo un porcentaje considerable dentro de la muestra. Siendo el 62% de la muestra que es de estilo de personalidad introvertido, por el contrario, un 38% de los participantes es de estilo extrovertido, destaca en la muestra la prevalencia mayoritaria de personas introvertidas, que son aquellas personas que tienden a mirar a su mundo interior.

 

Es así como en los participantes de esta investigación destaca este estilo de personalidad introvertido, siendo así este con mayor prevalencia, respondiendo afirmativamente a preguntas de que son los que no hablan ni interactúan mucho en una fiesta, o en una reunión, son los que menos predispuestos están a entablar conversación con un extraño.

Figura 2. Resultados del síndrome de la cara vacía y la introversión en diagrama dispersión correlacional

 

Ahora es sustancial dentro del estudio establecer la relación correlacional que existe entre estas dos dimensiones, la introversión y el síndrome de la cara vacía, para así con ello contrastar en qué medida incide una en la otra, y si estas se retroalimentan mutuamente.  De manera que si, existe una relación positiva entre estas dos variables, es decir, a medida que los índices de introversión aumentan, el síndrome de la cara vacía tiende aumentar, por lo cual, si una persona presenta un estilo de personalidad introvertido, tiene mayores probabilidades de padecer el síndrome de la cara vacía.

 

Se presenta una relación del 0,76 entre estas dos variables siendo una relación positiva moderada, ahora bien, el estilo de personalidad introvertido es un factor sumamente sustancial para padecer o no el síndrome de la cara vacía, debido a que las personas que muestran menos, y son retraídas, sociabilizan menos y miran a su mundo interno, son las que presentan mayor resistencia a la hora de despojarse del uso de la mascarilla. Por otro lado, personas con un estilo de personalidad extrovertida, serian todo lo contrario, tendrían mayor facilidad de despojarse del uso de la mascarilla, debido a las características propias de una persona extrovertida, es decir, el estilo de personalidad marca sustancialmente el padecer o no este síndrome.

Desde luego que existen motivos y razones mucho más amplias para desarrollar el síndrome, como haberse contagiado del virus Covid-19, que algún familiar haya quedado con secuelas físicas a raíz de la pandemia, o que a su vez haya fallecido, distintos motivos influyen significativamente al desarrollo del síndrome, pero desde luego influye en gran medida el estilo de personalidad. Es por ello que los participantes más introvertidos presentan índices del síndrome de la cara vacía altos moderados.

 

Análisis de los resultados:

 

La identificación de un alto porcentaje de jóvenes introvertidos (62%) sugiere que este rasgo de personalidad es común entre la población estudiada. Esto desafía la noción generalizada de que la extroversión es el estilo predominante en contextos sociales, lo que implica que los entornos y las dinámicas culturales pueden estar moldeando las características de personalidad de los adolescentes.

 

Durante la pandemia, las mascarillas han funcionado como un mecanismo de defensa para muchos jóvenes, especialmente aquellos con tendencias introvertidas. Al ocultar rasgos físicos que les generan inseguridad, como el acné o el uso de ortodoncia, las mascarillas proporcionaron una sensación de protección emocional. La retirada de este escudo puede intensificar la ansiedad y el miedo a ser juzgados, exacerbando así el síndrome de la cara vacía.

 

Los resultados indican una correlación positiva entre los niveles de introversión y la incidencia del síndrome de la cara vacía. A medida que aumenta el nivel de introversión, también lo hace la probabilidad de experimentar ansiedad al mostrarse sin mascarilla. Este hallazgo sugiere que los jóvenes introvertidos son más vulnerables a desarrollar este síndrome debido a su predisposición a evitar situaciones sociales y su mayor sensibilidad emocional.

 

La ansiedad social resultante del síndrome puede llevar a un ciclo vicioso en el que los jóvenes introvertidos se aíslan aún más, lo que a su vez puede agravar sus inseguridades y disminuir su autoestima. Este efecto puede ser particularmente perjudicial durante una etapa crítica del desarrollo personal y social, donde las interacciones y relaciones son fundamentales para la formación de identidad.

La incidencia de la introversión en el síndrome de la cara vacía entre los jóvenes destaca una interacción compleja entre rasgos de personalidad y factores emocionales en un contexto post-pandémico. Reconocer estas dinámicas es fundamental para proporcionar apoyo adecuado y fomentar un entorno donde todos los individuos puedan sentirse seguros y aceptados mientras navegan por los desafíos emocionales que presenta esta nueva realidad social.

 

Discusión

 

Los resultados indican que un 62% de los participantes en el estudio se identifican como introvertidos, lo que sugiere una notable prevalencia de este rasgo dentro de la muestra. Este hallazgo es significativo, ya que desafía la noción común de que la extroversión es el estilo de personalidad predominante en contextos sociales. La tendencia hacia la introversión puede reflejar características culturales o contextuales específicas que influyen en cómo los individuos se relacionan con su entorno.

 

La alta incidencia de introversión puede estar relacionada con factores culturales que valoran la reflexión interna y la introspección. En muchas culturas, especialmente aquellas que priorizan el colectivismo, los individuos pueden sentirse más cómodos al observar y reflexionar en lugar de participar activamente en interacciones sociales. Este fenómeno podría ser particularmente relevante en entornos donde las normas sociales fomentan la modestia y la humildad, características a menudo asociadas con personalidades introvertidas.

 

La tendencia a evitar interacciones puede limitar las oportunidades para desarrollar habilidades sociales esenciales. La falta de práctica en situaciones sociales puede resultar en un ciclo vicioso donde los introvertidos se sienten cada vez más inseguros y menos dispuestos a participar. Esto puede afectar su capacidad para formar relaciones significativas y redes de apoyo, lo cual es crucial durante la adolescencia y la juventud.

 

La percepción social de los introvertidos puede llevar a malentendidos. A menudo, se les considera tímidos o antisociales, lo que puede resultar en estigmatización. Esta percepción errónea puede intensificar la ansiedad social entre los individuos introvertidos, haciendo que se sientan presionados para actuar de manera extrovertida, lo cual no se alinea con su naturaleza.

 

La investigación revela una clara tendencia hacia la introversión entre los participantes, lo cual tiene implicaciones significativas para su desarrollo social y emocional. La predominancia de este rasgo destaca la necesidad de crear entornos que respeten y apoyen tanto a introvertidos como a extrovertidos. Al hacerlo, no solo se facilita el bienestar individual, sino que también se enriquece el tejido social al promover una mayor diversidad en las interacciones humanas.

 

Así mismo, la correlación positiva moderada entre la introversión y el síndrome de la cara vacía indica que los jóvenes con una personalidad más introvertida son más propensos a experimentar ansiedad y malestar al quitarse la mascarilla. Este hallazgo resalta cómo las características de personalidad pueden influir en la forma en que los individuos enfrentan situaciones sociales. La introversión, que se asocia con una tendencia a evitar interacciones sociales y a enfocarse en el mundo interior, puede intensificar el miedo a ser juzgados o rechazados al mostrarse sin mascarilla.

 

Los jóvenes introvertidos suelen tener menos predisposición a interactuar con extraños o a participar activamente en eventos sociales. Este comportamiento puede estar relacionado con su percepción de autoimagen, donde la mascarilla ha servido como un mecanismo de defensa que oculta inseguridades físicas y emocionales. La retirada de esta protección puede generar una sensación de vulnerabilidad, exacerbando así el síndrome de la cara vacía.

 

Aunque la introversión juega un papel significativo, es importante considerar otros factores que también influyen en el desarrollo del síndrome. Experiencias traumáticas relacionadas con el COVID-19, como haber contraído el virus o haber perdido a seres queridos, pueden contribuir al aumento de la ansiedad social. Estos factores pueden interactuar con la personalidad del individuo, creando un entorno propicio para el desarrollo del síndrome.

 

Dada la relación entre la introversión y el síndrome de la cara vacía, es fundamental implementar intervenciones psicológicas adecuadas. La exposición gradual sin mascarilla en entornos seguros puede ayudar a los jóvenes a adaptarse lentamente a esta nueva realidad. Además, fomentar espacios donde se valide su experiencia emocional puede facilitar un proceso de aceptación y adaptación.

 

La correlación positiva moderada entre la introversión y el síndrome de la cara vacía sugiere que las características de personalidad juegan un papel crucial en cómo los jóvenes enfrentan situaciones sociales post-pandemia. Si bien factores adicionales como experiencias traumáticas y presión social también influyen, es fundamental abordar estas dinámicas para apoyar a los adolescentes en su proceso de adaptación. Al implementar estrategias adecuadas y fomentar un entorno inclusivo, se puede ayudar a mitigar los efectos del síndrome y promover un desarrollo emocional saludable en esta población vulnerable.

 

CONCLUSIONES

 

La identificación del 62% de los participantes como introvertidos sugiere que este rasgo de personalidad es notablemente predominante en la muestra estudiada. Este hallazgo desafía la percepción común de que la extroversión es el estilo de personalidad más común, lo que invita a una reevaluación de cómo se entienden y valoran los diferentes tipos de personalidad en contextos sociales.

 

La tendencia hacia la introversión puede estar influenciada por características culturales y contextuales específicas. En sociedades donde se valora la reflexión interna y la modestia, es probable que las personas se sientan más cómodas adoptando un estilo de vida introvertido. Esto sugiere que las dinámicas culturales juegan un papel crucial en la formación de las personalidades de los individuos.

 

La alta prevalencia de la introversión puede tener implicaciones significativas en cómo los individuos interactúan entre sí. Los introvertidos tienden a preferir interacciones más profundas y significativas, lo que puede afectar la calidad de sus relaciones sociales. En entornos donde se valora la sociabilidad y el carisma, estos individuos podrían sentirse menospreciados o incomprendidos.

 

Se concluye además que, los jóvenes introvertidos suelen tener menos predisposición a interactuar con extraños o a participar activamente en eventos sociales. Este comportamiento puede estar relacionado con su percepción de autoimagen, donde la mascarilla ha servido como un mecanismo de defensa que oculta inseguridades físicas y emocionales. La retirada de esta protección puede generar una sensación de vulnerabilidad, exacerbando así el síndrome de la cara vacía.

 

A su vez, la percepción de autoimagen juega un papel crucial en el comportamiento social de los jóvenes introvertidos. La mascarilla ha proporcionado una forma de ocultar inseguridades físicas y emocionales, permitiendo que estos individuos se sientan más seguros en entornos sociales. La retirada de esta protección puede intensificar sentimientos de vulnerabilidad, lo que sugiere que la autoimagen está profundamente entrelazada con su bienestar emocional.

 

Dado que muchos jóvenes introvertidos pueden experimentar ansiedad al interactuar sin la protección que les ofrecía la mascarilla, es fundamental proporcionar apoyo psicológico adecuado. Esto podría incluir terapia o grupos de apoyo donde se valide su experiencia y se les brinde herramientas para manejar su ansiedad social.

 

CONFLICTO DE INTERESES

 

Los autores declaran que no existe conflicto de intereses para la publicación del presente artículo científico.

 

REFERENCIAS

Filgueira, E. (2020). El síndrome de la cara vacía y las secuelas psicológicas de la pandemia. https://acortar.link/vXfFhF

Galiani, J. (2020). Síndrome de la cara vacía. Centro Psicosanitario Galiani. Un espacio destinado al trabajo de la Salud Emocional y el Bienestar Mental de las personas. https://acortar.link/l2ENz1

Gerth, H. (2023). El poder de los introvertidos. Primera edición. Colección Cábala y judaísmo. ISBN: 978-84-9111-956-2. https://acortar.link/7olDy9

López, M. López, J. Serrano, I. Delgado, J y De Llano, J. (2024). Perfiles de Personalidad en adolescentes con Trastornos por Ansiedad en Población General y Clínica. Revista de Psicología Clínica con Niños y Adolescentes, 11(1). https://acortar.link/qSWgnV

Martínez, S. (2021). ¿Qué es el síndrome de la cara vacía y por qué algunas personas pueden llegar a padecerlo? https://acortar.link/Ro7mlt

Molinero, F. (2023). Síndrome de la cara vacía o cómo vivir sin mascarilla. https://acortar.link/WVDm9T

Montalvo, A. Ávila, S. Martí, M y Gallifa, J. (2023). Introversión y desarrollo competencial emocional en base a un programa de auto liderazgo en la universidad. REOP. 34(1). 44-62. https://acortar.link/ucK1QP

Real Academia Española. (2023). Definición introversión. Edición del tricentenario. https://acortar.link/JZatA5

Sanz, E. (2022). Síndrome de la cara vacía. https://acortar.link/m14F5m

Spark, A., y O'Connor, P. J. (2021). State extraversion and emergent leadership: Do introverts emerge as leaders when they act like extraverts?. The Leadership Quarterly, 32(3), 101474. https://doi.org/10.1016/j.leaqua.2020.101474

Schmidt, V. Firpo, L. Vion, D. De Costa, M. Casella, L., Cuenya, L, Blum, G y Pedrón, V. (2010). Modelo Psicobiológico de Personalidad de Eysenck: una historia proyectada hacia el futuro. Revista Internacional de Psicología, 11(2). 1-21. https://acortar.link/7L0tgs

Soler, S. (2022). Coronavirus El 'síndrome de la cara vacía' y la presión en adolescentes por el fin de las mascarillas: "Piensas que te van a juzgar". https://acortar.link/CWr2QW

Triglia, A. (2016). Sistema límbico: la parte emocional del cerebro. Portal Psicología y Mente. https://acortar.link/egUjVI

Tristán, R. (2020). El síndrome de la cara vacía. https://acortar.link/CwN6I8

Universidad TALCA. (28 de junio de 2022). Explican «Síndrome de la Cara Vacía» en estudiantes. https://acortar.link/JxUao6