REPSI - Revista Ecuatoriana de Psicología Volumen 4, Número 8, enero-abril 2021

https://repsi.org ISSN: 2661-670X

https://doi.org/10.33996/repsi.v4i8.48

pp. 18 28

 

 

 

Credibilidad del testimonio y microexpresiones. Empleabilidad como prueba psicológica forense en casos de abuso infantil

Credibility of testimony and microexpressions. Employability as forensic psychological evidence in cases of child abuse

Credibilidade do testemunho e microexpressões. Empregabilidade como teste psicológico forense  em casos de abuso infantil

 


Javier Carrera Martín

carreramartinjavier@gmail.com

https://orcid.org/0000-0001-6091-6289

Fundación Márgenes y Vínculos, Cádiz, España


David González Trijueque

david_gonzalez@madrid.org

https://orcid.org/0000-0002-3479- 2267

Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España


 


Eric García López

1ericgarcialopez@gmail.com

https://orcid.org/0000-0002-0732-8266

Instituto Nacional de Ciencias Penales, Ciudad de México, México

Recibido: octubre 2020 / Revisado: noviembre 2020 / Aceptado: diciembre 2020 / Publicado: enero 2021

 

                                              

 

RESUMEN


 

                                                                                                                                                                                                                                           

 


La      credibilidad      del      testimonio constituye   un   pilar   fundamental   en los   casos   de   abuso   sexual   infantil, donde frecuentemente la única prueba que  se  tiene  es  el  testimonio  de  la presunta   víctima.   En   algunos   casos la  víctima  no  tiene  desarrollado  un lenguaje  verbal  suficiente  como  para ofrecer un testimonio suficientemente elaborado  para  ser  valorado  por  el perito  psicólogo.  Por  ello,  el  objetivo de    esta    revisión    fue    describir    y analizar   los   indicios   emocionales   o microexpresiones  para  emitir  juicios de credibilidad. Se realizó una revisión bibliográfica   sistemática   incluyendo exclusivamente    estudios    empíricos. Se  concluyó  que  no  es  recomendable un   uso   exclusivo   de   estos   indicios para   valorar   la   credibilidad   de   un testimonio, debido a su baja frecuencia y bajas tasas de precisión encontradas. Esto supone una gran limitación, junto al  resto  de  factores  que  envuelven a    las    microexpresiones,    para    la admisibilidad   de   estos   indicios   en contextos forenses como pruebas para valorar la credibilidad del testimonio..

 

Palabras clave: Microexpresiones, credibilidad del testimonio, abuso sexual infantil,emociones

 

ABSTRACT

The credibility of the testimony constitutes a fundamental pillar in cases of child sexual abuse, where frequently the only evidence available is the testimony of the alleged victim. In some cases, the victim does not have sufficient verbal  language  to offer sufficiently elaborate testimony  to be assessed by the psychologist expert. Therefore,  the  objective  of this review is to describe and analyze emotional signs or micro-expressions, to make credibility judgments. A systematic bibliographic review has been carried out, exclusively including empirical studies. It was concluded that an exclusive use of these clues to assess the credibility  of  a  testimony is not recommended, due to their low frequency and low accuracy rates found. This represents a great limitation, together with the rest of the factors  that surround the microexpressions, for the admissibility of these indications in forensic contexts as evidence to assess the credibility of the testimony..

 

Key words: Microexpressions, credibility of the testimony, child sexual abuse,emotions

RESUMO

A     credibilidade     do     testemunho constitui     um     pilar     fundamental nos  casos  de  abuso  sexual  infantil, onde  frequentemente  a  única  prova disponível é o testemunho da suposta vítima.   Em   alguns   casos,    vítima não  tem  linguagem  verbal  suficiente para      oferecer      um      testemunho suficientemente   elaborado   para   ser avaliado  pelo  especialista  psicólogo. Portanto,  o  objetivo  desta  revisão  é descrever e analisar sinais emocionais ou     microexpressões,     para     fazer julgamentos    de    credibilidade.    Foi realizada   uma   revisão   bibliográfica sistemática,  incluindo  exclusivamente estudos        empíricos.        Concluiu-se que    uso   exclusivo   dessas   pistas para  avaliar  a  credibilidade  de  um depoimento    não    é    recomendado, devido à baixa frequência e aos baixos índices   de   acerto   encontrados.   Isso representa    uma    grande    limitação, junto  com  o  resto  dos  fatores  que cercam   as   microexpressões,   para   a admissibilidade  dessas  indicações  em contextos   forenses   como   evidências para    avaliar    a    credibilidade    do depoimento.

 

Palavras-chave: Microexpressões, credibilidade do testemunho, abuso sexual infantil,emoções


 

 

 


INTRODUCCIÓN

 

Ante un caso de abuso sexual infantil, la investigación judicial se encuentra frecuentemente con grandes limitaciones relacionadas con la ausencia de indicios biológicos o físicos que verifiquen la existencia de los presuntos abusos, así como la falta de testigos en este tipo de casos. Así, la prueba pericial psicológica juega un papel fundamental para el proceso judicial de esta fenomenología.

A su vez, en un reciente estudio sobre sentencias judiciales de abuso sexual infantil intrafamiliar, se ha constatado la gran dificultad del sistema judicial para enjuiciar casos de abusos de menor gravedad, refiriéndose en gran medida a aquellos que no dejan rastros biológicos ni físicos que sirvan de prueba en el proceso judicial. Ante estos casos, solo queda recurrir a dos indicios que son evaluados por el perito psicólogo: la huella mnémica y la huella psicopatológica, es decir, el testimonio del menor y los indicadores clínicos asociados al presunto acto abusivo.

Sin embargo, la literatura científica considera que mediante la huella psicopatológica resulta arriesgado acreditar la existencia o no de un presunto abuso, ya que no existe un perfil psicopatológico determinado de estas víctimas y porque la vivencia de una situación traumática no implica necesariamente la aparición de lesiones, secuelas o sintomatología en la víctima.

Por     lo     tanto,     aquellas     exploraciones periciales  realizadas  en  base  al  testimonio  del menor  (huella  mnémica)  son  las  más  aceptadas judicial  y  científicamente,  junto  con  la  prueba CBCA-SVA  empleada  para  la  valoración  de  esos testimonios.  Pero  existen  menores  que  acuden como presuntas víctimas de abusos sexuales y que cuyas  habilidades  o  capacidades  lingüísticas  no están  suficientemente  desarrolladas  como  para otorgar un testimonio elaborado, extenso e incluso inteligible como para ser valorado por el psicólogo forense,  por  lo  que  resulta  necesario  estudiar otro tipo de vías o fuentes, como por ejemplo la comunicación  no  verbal,  la  cual  se  desarrolla con  anterioridad  a  la  verbal,  convirtiéndose  así en un importante recurso paralingüístico para la expresión y comunicación en niños pequeños.

Cabe  destacar  que  recientemente  se  realizó una  sentencia  judicial  (“Juez  resuelve  sobre  un caso  de  abusos  por  las  expresiones  y  gestos  del menor”, 2018) en la que el relato de una menor de seis años presuntamente víctima de abuso sexual infantil era demasiado escaso, pero muy rico en lo referido a comunicación no verbal, con lo que se sospechó  de  la  posibilidad  de  que  los  presuntos abusos  hubieran  existido.  Se  realizó  un  informe pericial centrado en un estudio exhaustivo de las microexpresiones  faciales  y  el  lenguaje  corporal de  la  presunta  víctima  que,  finalmente,  concluía con  que  la  menor  era  sincera  cuando  intentaba narrar los supuestos abusos sexuales perpetrados por  su  padre.  En  este  informe  se  detallaron  las discrepancias  emocionales  visibles  en  la  menor cuando se le mostraban fotografías de su madre (expresiones  espontáneas  de  alegría)  y  cuando narraba los presuntos abusos perpetrados por su padre  (expresiones  de  ira,  tristeza  y  vergüenza). En  este  caso,  para  el  juez  las  verbalizaciones  y gestos de la menor fueron relevantes e indicativas de  conductas  sexuales  inadecuadas  compatibles con abusos sexuales, por lo que dio credibilidad al testimonio de la menor.

Ante esta situación, se pretende valorar, tras la literatura científica existente, la  fiabilidad  de los indicios emocionales o  microexpresiones, para emitir dictámenes dirigidos a valorar la credibilidad del testimonio, estudiando las  posibles consecuencias emocionales derivadas del presunto abuso sexual y manifestadas durante la exploración psicológica.


 

 

 


Para ello, se considera imprescindible conocer previamente   el   desarrollo   de   la   inteligencia emocional   en   estos   menores,   concretamente en  su  habilidad  para  expresar  y  reconocer  las emociones   propias.   Después,   se   procederán   a analizar  los  últimos  avances  encontrados  sobre microexpresiones  y  sobre  la  capacidad  de  estos indicios para valorar la credibilidad del testimonio.

En lo que respecta a las emociones en la vida de los niños y los seres humanos, cabe destacar que permiten compartir estados internos, liberar cargas po¬sitivas o negativas y prestar atención al mundo interno de cada individuo, siendo el primer sistema de comunicación humano, previo al desarrollo del lenguaje verbal. De hecho, el desarrollo emocional aparece rápidamente en los menores, destacando que, incluso de bebés, son capaces de expresar emociones y reconocerlas en sus cuidadores desde muy temprana edad.

Por consiguiente, los menores adquieren a edades muy tempranas la capacidad de percibir  e  identificar  las  emociones  en  ellos  mismos    y en los demás a través de la decodificación precisa de las señales emocionales  presentes  en expresiones faciales, tono de voz y expresión corporal (Brackett, et al., 2011); la capacidad de expresar emociones adecuadamente y expresar las necesidades vinculadas a esos sentimientos; además de aprender el significado que tienen esas expresiones, incluyendo tanto las propias como las ajenas.

De este modo, se podría considerar que la capacidad de expresión emocional de los menores a partir de los tres años de edad, en vistas de poder realizar un informe pericial para valorar la credibilidad del testimonio basado en expresiones emocionales, podrá estar adecuadamente desarrollada como para que sus expresiones faciales fueran el resultado veraz de un estado emocional que identifican, comprenden y expresan y del que, además, conocen su motivo.


En  este  sentido,  una  microexpresión  es  una expresión  facial  que  revela  una  emoción  que  la persona  está  tratando  de  ocultar  o  enmascarar, manifestando   de   forma   breve   pero   completa la    emoción    experimentada    (Ekman,    2003), ocurriendo  habitualmente  en  contextos  de  alto interés para la persona. La mayor diferencia entre una microexpresión y una macroexpresión radica en su duración, siendo el punto de corte de esta distinción en los 200ms (Shen, et al., 2012). En cuanto a  su  utilidad  para  emitir  juicios  de  credibilidad, autores  como  Metzinger  (2006)  consideran  a  las microexpresiones como un medio útil para ello.

Por   su   parte,   las   expresiones   sutiles   son locuciones emocionales que aparecen cuando una persona  está  empezando  a  sentir  una  emoción, cuando   la   respuesta   emocional   es   de   baja intensidad,  o  cuando  una  persona  está  tratando de  ocultar  sus  emociones,  pero  no  está  siendo totalmente capaz de hacerlo. Pueden involucrarse los   mismos   músculos   que   participan   en   una expresión  facial  completa  de  baja  intensidad,  o pueden  involucrar  solo  partes  de  la  cara,  como solo las cejas y ojos, o solo la boca. (Matsumoto, et al., 2013, p. 126).

De  este  modo,  a  efectos  prácticos  ambos tipos  de  expresiones  mostrarían  las  emociones correspondientes  al  estado  emocional  genuino del   menor   ante   una   situación   determinada, con  la  diferencia  de  que  las  microexpresiones muestran  una  expresión  que  se  está  intentando ocultar,   mientras   que   las   expresiones   sutiles pueden   aparecer   también   con   emociones   de baja intensidad o al inicio de la expresión, antes de  que  la  persona  haya  comenzado  a  inhibir  la expresión  de  la  emoción  genuina.  No  obstante, en esta revisión se analizó la literatura científica correspondiente a las microexpresiones, debido al informe pericial descrito al inicio de este artículo basado únicamente en estas expresiones.


 

 

 


En vista de lo anteriormente expuesto, para la  implementación  de  la   presente   hipótesis  de estudio en el ámbito forense, fue necesario responder a la capacidad de emisión de juicios de credibilidad basados en estas expresiones y en los indicios emocionales. Para ello, se analizó la tasa de acierto en juicios de credibilidad, mediante investigaciones sobre la detección de mentiras y la tasa de reconocimiento de expresiones, debido a su supuesta dificultad de ser percibidas porque es el ámbito más estudiado y aproximado para dar respuesta al objetivo de investigación. Para ello se aplicó la metodología que se explica a continuación.

 

MÉTODO

 

En  lo  que  concierne  a  este  punto,  se  puede decir que el tipo de investigación es documental y estuvo regida por el paradigma cualitativo ya que fue  necesario  realizar  una  revisión  bibliográfica sistemática,  en  la  que  se  analizaron  una  amplia cantidad  de  trabajos  y  antecedentes  escogidos tras un proceso de búsqueda y selección en cuatro etapas:

 

1.  Identificación

Para   obtener   toda   la   información   posible respecto  a  las  microexpresiones,  se  realizó  una búsqueda  inicial  en  las  bases  de  datos  Scopus, Google Académico y Web of Science de aquellos artículos publicados entre el año 2008 y 2019 que tuvieran en su título o palabras clave el término “Microexpressions”.

 

2.  Cribado

Para   acotar   la   búsqueda   en   función   del objetivo de esta revisión, se cribaron los artículos identificados con los términos: “Microexpressions and    deception”,    “Microexpressions    and    lie”, “Microexpressions and recognition”.


3.  Elegibilidad

Se descartaron aquellos artículos que no pertenecen a los siguientes ámbitos científicos: Psicología social, ciencias multidisciplinarias, psicología aplicada, psicología experimental, psicología multidisciplinar, ciencias sociales interdisciplinarias, psicología clínica y psicología biológica.

 

4.  Inclusión.

Se incluyeron aquellos estudios empíricos (cuantitativos y cualitativos) que relacionaran estas expresiones con su capacidad para detectar el engaño y aquellos que son de habla inglesa.

Una vez finalizadas estas etapas, se procedió al análisis y procesamiento de los resultados que se expresan a continuación.

 

RESULTADOS

 

En   primera   instancia,   la   búsqueda   inicial de   todos   aquellos   artículos   relacionados   con microexpresiones sumó un total de 223 referencias. Tras la fase de cribado en la cual se procedió a incluir los descriptores para acotar las referencias acordes al objetivo de esta revisión, se descartaron 122 dejando 101 referencias con posibilidades de ser incluidos en la revisión. Seguidamente, bajo los criterios de exclusión se descartaron 65 referencias y,  de  los  36  restantes  al  aplicar  los  criterios  de inclusión  se  observó  que  24  no  los  cumplían, siendo 12 referencias las que, tras atravesar todo el proceso de selección, componen los resultados finales de esta revisión que se pueden apreciar en la siguiente Tabla 1.


 

 

 

Tabla 1. Descripción de los estudios.

 

Autor y año

Metodología

Hallazgos

Porter y ten Brinke, 2008

Diseño cuantitativo experimental con los mismos sujetos.

La tasa de detección de mentiras fue del 59.76% y encontraron una ausencia prácticamente total de microexpresiones. Estas fugas emocionales tienden a durar más de 200 milisegundos (ms).

Warren, Schertler y Bull, 2009

Diseño cuantitativo experimental con los mismos sujetos.

La tasa de detección de mentiras emocionales fue del 64.35%, mientras que para mentiras no emocionales fue del 36.1%. Se encontró una correlación positiva significativa de detección de mentiras emocionales a través de las expresiones sutiles, pero no mediante microexpresiones.

Porter, ten Brinke y Wallace, 2012

Diseño cuantitativo experimental con los mismos sujetos.

La tasa de precisión al detectar el engaño fue del 54.82%, con ausencia completa de microexpresiones. La emoción de alta intensidad era más difícil de ocultar y la fuga era más probable que se manifestara en los músculos de la cara superior que en los inferiores, conformando estas fugas  las  únicas  expresiones  faciales  mostradas  por  el  25%  de  los participantes.

Ten Brinke, Porter y Baker, 2012

Diseño cuantitativo no experimental descriptivo transversal

Los sujetos engañosos no fueron  capaces  ocultar  su  expresión  facial de tristeza en las partes superiores del rostro. Afirman que las microexpresiones no son frecuentes, debido a que o no involucraron a todo el rostro o tuvieron una duración mayor o igual a un segundo.

Ten Brinke y Porter, 2011

Diseño cuantitativo no experimental descriptivo transversal

Encontraron que las microexpresiones raramente ocurrieron y que no fueron capaces de distinguir a veraces de engañosos.

Ten brinke, MacDonald, Porter y O´Connor, 2012

Diseño cuantitativo no experimental descriptivo transversal

Las microexpresiones ocurrieron en menos del 20% de las narraciones estudiadas y no diferenciaron el remordimiento genuino del fingido. No sirvieron para evaluar credibilidad.

Jordan et al. 2019

Diseño cuantitativo cuasi-experimental

pre-post con grupo control y grupo experimental.

El entrenamiento en microexpresiones con la herramienta METT mejoró sustancialmente la tasa de reconocimiento, pasando de 11 (pretest) a 21 (postest). El aumento de la tasa de reconocimiento no mejoró las tasas de acierto de credibilidad y estas estuvieron ligeramente por debajo del 50%.

Hurley, 2012

Diseño cuantitativo cuasi-experimental

pre-post con varios grupos.

El entrenamiento (por feedback, autodidáctico y dirigido por experto) aumenta la tasa de reconocimiento, siendo el mejor entrenamiento el dirigido por un experto.

Shen, Wu y Fu, 2012

Diseño cuantitativo cuasi-experimental

pre-post con un solo grupo.

La tasa de reconocimiento de microexpresiones se correlaciona de forma positiva con la duración de las mismas, siendo estos efectos minimizados tras la administración de entrenamiento.

Zhang, Fu, Chen y Fu, 2014

Diseño cuantitativo experimental con los mismos sujetos.

La tasa de reconocimiento de microexpresiones es influida por el contexto emocional que las acompaña, existiendo una correlación negativa entre la valencia emocional del contexto y el de la microexpresión objetivo.

Matsumoto y Hwang, 2011

Diseño cuantitativo experimental longitudinal con grupo control y grupo experimental.

La tasa de reconocimiento aumenta tras la administración de entrenamiento y este aprendizaje perdura en el tiempo.

McDonald, Newby-Clark, Walker y

Henselwood, 2017

Diseño cuantitativo experimental con varios grupos.

La tasa de reconocimiento microexpresiones después de recibir entrenamiento fue del 80% para todas las emociones

universales. Encontraron una predominancia de fugas emocionales correspondientes con emociones negativas (especialmente enfado y tristeza), las cuales se tienden a enmascarar con sonrisas.


 

 

 


En los resultados expuestos en la Tabla 1, se logró analizar un compendio de aspectos relevantes como lo son: la tasa de precisión en la detección de mentiras y reconocimiento de microexpresiones que se explican con mayor detalle a continuación.

 

Tasa de precisión en detección de la mentira

De la tasa de detección de la mentira en base a ambas expresiones, se ha encontrado que en realidad las microexpresiones quedan relegadas a un segundo plano por su ausencia, frente a las expresiones sutiles que son mucho más frecuentes a aparecer en las expresiones asociadas a la mentira. Esto se evidencia en los estudios de: Porter y Ten Brinke, 2008; Ten Brinke, et al., 2012a; Ten Brinke y Porter, 2011; Porter, Ten Brinke y Wallace, 2012; Warren Schertler y Bull, 2009 y Ten brinke et al., 2012.

Siguiendo en esta línea, las tasas de detección del engaño encontradas en los estudios revisados han oscilado entre el <50% (Jordan, et al., 2019), el 54.82% (Porter, et al., 2012), el 59.76% (Porter y Ten Brinke, 2008) y el 64.4% (Warren, et al., 2009), cuyos porcentajes son debidos exclusivamente a la detección de la mentira a través de expresiones sutiles, excepto en el estudio llevado a cabo por Jordan et al. (2019), que se especializa en los efectos del entrenamiento en la detección de microexpresiones con la tasa de aciertos al emitir juicios de credibilidad.

Además, cuatro de los estudios  convergen en que las fugas emocionales tienen una mayor probabilidad de aparecer en la parte superior del rostro que en la inferior por un control volitivo menor de la zona superior respecto a la inferior,   y en alguna de las dos zonas antes de aparecer de forma completa involucrando a todo el rostro (Porter y ten Brinke, 2008; ten Brinke y Porter, 2011; Porter et al., 2012; ten Brinke et al., 2012a; ten Brinke et al., 2012b). No obstante, es necesario destacar las diferencias significativas encontradas en el estudio realizado por Warren et al. (2009) entre las tasas de precisión para detectar mentiras emocionales (64.4%) y no emocionales (36.1%), lo que indica una clara limitación del uso de estas expresiones a mentiras exclusivamente caracterizadas por componentes afectivos o emocionales.

 

Tasa de reconocimiento de microexpresiones

Respecto a las tasas de reconocimiento encontradas en los estudios, son muy variadas entre todos debido a los numerosos factores que afectan a esta variable y su impacto sobre la tasa en cada uno de estos factores: duración, entrenamiento y contexto emocional.

Por   otro    lado,    atendiendo    a    las    tasas de        reconocimiento de microexpresiones se encontraron tasas entre el 69.8% y el 74.6% (Hurley, 2012; Shen et al., 2012), las cuales mejoran sustancialmente tras la administración de entrenamiento, alcanzando entre el 80% y el 90% (Jordan, et al., 2019; McDonald, et al., 2017; Hurley, 2012; Matsumoto, y Hwang, 2011; Shen, et al., 2012). En estos estudios, se encontró una significación positiva entre  la  duración  de  la fuga emocional y la tasa de reconocimiento (Matsumoto,  y Hwang, 2011; Shen, Wu y Fu, 2012) que, tras la administración de entrenamiento, los efectos de la duración se minimizaron en términos de que para la misma duración de la microexpresión, mayores eran las tasas de reconocimiento en comparación con los resultados obtenidos por los participantes sin preparación (Hurley, 2012; Matsumoto y Hwang, 2011; Shen, et al., 2012).

Además, dos estudios encontraron que el mejor entrenamiento posible es  aquel  guiado  por un experto y que  el  aprendizaje  producto  del adiestramiento perdura en el tiempo (Hurley, 2012; Matsumoto y Hwang, 2011). No obstante, este reconocimiento se puede ver alterado por la valencia emocional que acompaña antes y después a la microexpresión del objetivo, correlacionándose indirectamente la valencia emocional del contexto con el de la microexpresión (Zhang, Fu, Chen y Fu, 2014), y por la necesidad de que el contexto sea de alto interés para el sujeto. Adicionalmente, en su investigación con una alta validez ecológica, McDonald, et al. (2017) encontró una tasa de reconocimiento  en  observadores   entrenados del 80% para todas las microexpresiones correspondientes a las emociones universales.

 

DISCUSIÓN

 

Tras realizar el análisis de los distintos estudios para comprobar el rendimiento que ofrecen las microexpresiones como herramienta para valorar la credibilidad, las tasas de precisión encontradas no solo no son buenas, sino que la mayoría de estudios no encontraron suficientes microexpresiones como para atribuir las tasas encontradas a estas expresiones (Porter, y Ten Brinke, 2008; Ten Brinke, et al., 2012a; Ten Brinke y Porter, 2011; Porter, et al., 2012; Warren Schertler y Bull, 2009; Ten Brinke, et al., 2012b).

No obstante, la mayoría de microexpresiones encontradas por los distintos estudios (Porter y Ten Brinke, 2008; Ten Brinke et al., 2012a; Ten Brinke y Porter, 2011; Porter, et al., 2012; Ten Brinke et al., 2012b), en realidad, se aproximan más a la definición existente para hacer referencia a las expresiones sutiles, ya que estas expresiones encontradas y contadas como microexpresiones, o superan el tiempo que  por  definición  duran  las microexpresiones o no aparecen de forma completa en el rostro. Por ello, los estudios que exponen la tasa de credibilidad encontrada estarían atribuyendo la misma al efecto de las expresiones sutiles (Porter y Ten Brinke, 2008; Porter, et al., 2012; Warren, et al., 2009).

En cuanto a la infrecuencia de las microexpresiones que refieren los estudios de Porter y Ten Brinke (2008), Ten Brinke, et al. (2012a), Ten Brinke y Porter (2011), Porter, et al. (2012), Ten Brinke, et al. (2012b) y Warren, et al. (2009), existe discrepancia con los resultados obtenidos por McDonald, et al. (2017), donde encontraron, aunque poca variabilidad de emociones, una mayor frecuencia de microexpresiones presentes cuando los participantes querían ocultar sus emociones verdaderas. Esta diferencia podría radicar en numerosas hipótesis basadas en las diferencias metodológicas de los distintos estudios.

Por ejemplo, el estudio de McDonald, et al. (2017) se basa en experiencias emocionales del momento presente y no en experiencias pasadas establecidas en el tiempo (como pedir falsamente el regreso de un familiar desaparecido desde hace tiempo). Al tratarse del momento actual, el individuo dispone de menos tiempo para gestionar esas emociones que son novedosas, lo que podría favorecer que aparecieran con mayor intensidad, mientras que, en los vídeos, quien manda el mensaje ha tenido más tiempo de regular sus emociones en el caso de futuras exposiciones, haciendo que la intensidad emocional disminuya y favoreciendo así la predominancia de expresiones sutiles. Además, las víctimas que piden falsamente por el regreso de sus familiares no deberían estar preocupadas por enmascarar sus emociones  negativas  en  esa situación, ya que es coherente mostrar ese espectro de emociones en esas circunstancias,  lo que explicaría a su vez por qué raramente existieron microexpresiones, ya que un requisito para que estas aparezcan es que se intente ocultar la emoción genuina.

En cambio, en el estudio de McDonald, etal. (2017) se encontraron microexpresiones consistentes con su definición, ya que estas se mostraron cuando los individuos querían ocultar sus emociones genuinas negativas para mostrar otras socialmente más deseables, sin olvidar que los individuos no tuvieron demasiado tiempo para regular y gestionar sus emociones, o para prepararse emocionalmente a situaciones estresantes como las descritas (pedir por el regreso de un familiar o ser socialmente rechazado).


 

 


No obstante, de cara a una pericial sobre los hechos, los resultados encontrados por Porter y Ten Brinke (2008), Ten Brinke y Porter (2011), Porter, et al. (2012), Ten Brinke, et al. (2012a) y Ten Brinke, et  al.  (2012b)  se  aproximaron  más  al  contexto forense  y  a  la  fenomenología  del  abuso  sexual infantil  (se  basan  en  hechos  delictivos  pasados), donde  se  comprobó  que  la  probabilidad  a  que estas expresiones aparezcan en la región superior del  rostro  es  significativamente  mayor  a  que  se evidencien en la parte inferior, lo que implicaría aún más la ausencia de las microexpresiones (ya que la emoción no se expresaría de forma completa acorde  con  la  definición  de  microexpresión)  en favor de las expresiones sutiles.

En este sentido, atendiendo a las tasas de  reconocimiento tanto de participantes novatos como entrenados (Hurley, 2012; Matsumoto y Hwang, 2011; Shen, et al., 2012; Zhang, et al., 2014; McDonald, et al., 2017; Jordan, et al., 2019), en una primera instancia la precisión en el reconocimiento de estas expresiones por parte de participantes legos, aunque más altas, fueron similares a las tasas de precisión encontradas para detectar mentiras. Por tanto, en función del aumento significativo encontrado en todos los estudios relacionados a la tasa de reconocimiento tras la administración de entrenamiento, es posible que en participantes entrenados la precisión para detectar el engaño aumente en proporción a porcentajes similares, obteniendo una tasa que proporcionaría una fiabilidad mucho mayor a la técnica y la posibilidad de implantarse en sistemas judiciales y clínicos, ya que, hasta el momento, la tasa de reconocimiento en participantes entrenados oscila entre el 80% y el 90% (Hurley, 2012; Matsumoto y Hwang, 2011; Shen, et al., 2012; McDonald, et al., 2017; Jordan, et al., 2019).

Por su parte, Jordan, et al. (2019) estudiaron la hipótesis y encontraron,  respecto  a  la  tasa  de reconocimiento y el entrenamiento, que la   capacitación    mejora             sustancialmente          la tasa de reconocimiento de microexpresiones sobrepasando el 80% de microexpresiones percibidas. Por otro lado, la tasa de credibilidad no    mejoró proporcionalmente,     encontrando una tasa de aciertos por debajo del 50%. Sin embargo, esta tasa tan baja y discordante con el resto de estudios cuyos participantes no estaban entrenados, se puede explicar porque la mayoría de los ítems empleados (vídeos) no cumplían con los requisitos contextuales mínimos para que aparezcan microexpresiones, lo que implica que probablemente el juicio de credibilidad no se hiciera en base a microexpresiones, ya que en los vídeos elegidos no se podían observar con claridad.

Ahora bien, una hipótesis distinta radicaría en el error de Otelo, el cual hace referencia a que una misma emoción puede haber sido provocada por estímulos totalmente opuestos, desencadenando un juicio equivocado, aunque la emoción expresada por la microexpresión haya sido correctamente reconocida.

Del  mismo  modo,  los  factores  adheridos   a las microexpresiones que afectan más significativamente a su reconocimiento son la duración (Shen, et al., 2012; Zhang, et al., 2014)  y la intensidad (Porter,  et  al.,  2012).  Aunque  los distintos estudios convergen en que estos factores afectan al reconocimiento, el factor de    la intensidad afecta tanto a los factores como a   la tasa de reconocimiento (Porter et al., 2012). Por ello, la creación de un modelo de entrevista que intensifique el área emocional de la persona puede favorecer tanto a la tasa de detección de mentiras como a la de reconocimiento, dado que la intensidad provoca una mayor cantidad de fugas emocionales y al aumento de su duración. Por consiguiente, esto implicaría una mayor dificultad en la persona para ocultar la expresión de la emoción real, lo que implicaría la presencia de más microexpresiones.


 

 

 


Asimismo, de especial interés son los resultados encontrados por Warren, et al. (2009), independientemente del resto de estudios, ya que demostraron una clara limitación del uso de esta técnica, y es que la mentira ha de estar compuesta de manera indispensable de un componente emocional para ser detectada mediante estas expresiones. Si bien la evidencia científica ha demostrado que las mentiras que conllevan un  alto riesgo o interés para el mentiroso provocan niveles de emocionalidad (ya sea por el miedo a ser descubierto como mentiroso), aquellas mentiras que no se compongan de estas características no se podrán detectar a través de estas expresiones.

Por   último,   en   relación   con   los   estudios que   investigaron   los   efectos   de   la   duración en   el   reconocimiento   de   microexpresiones   se encontraron  tasas  que  oscilan  entre  el  84%  y  el 91% de precisión para aquellas que duran 200 ms (Matsumoto y Hwang, 2011; Shen, et al., 2012) lo que, junto al hallazgo descubierto por Porter y Ten Brinke (2008) de que las expresiones asociadas a fugas emocionales tienden a durar más de 200 ms, implica que en situaciones reales la tasa puede ser aún mayor si el resto de factores no influyen de manera contraproducente en la persona objetivo.

 

CONCLUSIONES

 

La  credibilidad  del  testimonio  es  un  pilar fundamental  en  el  fenómeno  del  abuso  sexual infantil, debido a que en muchos casos es la única prueba  pericial  con  la  que  el  juez  puede  contar para emitir su veredicto. Pero existen casos en los cuales las víctimas no pueden ofrecer un testimonio lo suficientemente rico y elaborado como para ser valorado  verbalmente,  por  lo  que  es  necesario encontrar   una   forma   distinta   para   evaluar   a estos menores, como lo puede ser a través de la comunicación no verbal.


En cuanto a la comunicación no verbal asociada a las emociones, esta forma de comunicarse se desarrolla con anterioridad a la verbal, dotando al menor de una capacidad suficiente para expresar y reconocer sus propias emociones, atribuyéndolas a circunstancias determinadas, por lo que podría ser una alternativa eficiente para acceder o conocer el testimonio en los menores construido a través de sus emociones a lo largo de la exploración pericial. Desde otro punto de vista, es muy probable que un testimonio recogido en base a las expresiones       faciales            y          las        microexpresiones peque de demasiadas inferencias, puesto que el menor no tendría una suficiente capacidad verbal para explicar el motivo correspondiente de esa emoción, la cual puede responder a distintos motivos derivados de una misma situación, es decir, el error de Otelo. En esta línea, las tasas de acierto al emitir juicios de credibilidad por inferencias basadas en microexpresiones son demasiado bajas como para ser una herramienta fiable y admisible

en contextos judiciales.

De   hecho,   los   estudios   afirman   que   las tasas  encontradas  no  corresponden  al  uso  de microexpresiones, sino al de expresiones sutiles, por lo que la empleabilidad de las microexpresiones para  emitir  juicios  de  credibilidad  queda  muy limitada    prácticamente   anulada.   Esto   sería consecuencia  también  de  la  baja  frecuencia  de las microexpresiones en favor de las expresiones sutiles,  lo  que  implica  que  se  deba  priorizar  el estudio de estas últimas expresiones, que además parecen  ser  más  útiles  en  contextos  similares  al forense.

Esto implica una clara limitación de los indicios emocionales, ya que mediante esta metodología se puede caer fácilmente en el error de Otelo,    de modo que, aunque el analista consiguiese identificar correctamente la expresión emocional del objetivo y por tanto la emoción que manifiesta, aún   tendría   que   asociarla   correctamente   al estímulo correspondiente, lo que puede dar lugar a falsos positivos (creer que algo veraz no lo es) o falsos negativos (no creer lo que es veraz), lo que implicaría graves errores en el ámbito judicial. Por lo tanto, se necesitaría de la colaboración verbal del menor u otras fuentes que pudieran descartar las distintas hipótesis que pudieran estar asociadas a cada emoción detectada.

Se puede concluir entonces que estas expresiones podrían ser una valiosa herramienta para mejorar la exploración pericial y guiar al profesional en la misma, pero no se considera recomendable emitir una valoración de la credibilidad del testimonio exclusivamente  partir de microexpresiones, ya que depende necesariamente de otros métodos y fuentes de información para poder emitir veredictos periciales correctos.

 

REFERENCIAS

 

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